Miguel Ángel Russo sigue presente en el corazón de los hinchas de Boca Juniors. A pesar de su ausencia física, su legado se sintió con fuerza en la reciente victoria del equipo, donde una bandera con su rostro y la leyenda "Eternamente gracias, Miguel" se desplegó en pleno festejo. Este emotivo homenaje subraya la importancia de Russo en el presente del club, recordando su paso por el banquillo en momentos clave.
El legado de Russo en Boca
Russo tomó las riendas de un Boca en crisis, aportando su experiencia y liderazgo en un momento crucial. Si bien sus últimos meses estuvieron marcados por altibajos, el resultado de este semestre, con la clasificación anticipada a la Copa Libertadores tras la victoria ante River, realza su figura y confirma su impacto positivo en el equipo.
Un reconocimiento merecido
El gesto de los hinchas, al desplegar la bandera con su imagen besando la Copa Libertadores obtenida en 2007, capturó la esencia de su contribución en todos sus ciclos como entrenador de Boca. Desde aquella consagración histórica hasta el exitoso período entre 2020 y 2021, con dos títulos muy celebrados, y su último paso en 2025, Russo dejó una huella imborrable en el club.
El guiño de Boca a Russo en redes sociales
En la previa del Superclásico, la cuenta oficial de Boca le dedicó un emotivo mensaje a Russo, a un mes de su fallecimiento. El club compartió imágenes del micro con la frase de Miguelo: "A Boca no se le puede decir que no", acompañado de la canción "La Parte de Adelante" de Andrés Calamaro. Un gesto que demuestra el cariño y respeto que se le tiene al entrenador.
El Superclásico y el recuerdo de Russo
Con Claudio Úbeda al mando, el equipo técnico que acompañó a Russo sigue su legado. Este Superclásico, el primero tras el fallecimiento del entrenador, tiene un significado especial. La victoria y la clasificación a la Libertadores son un homenaje a su memoria y un reconocimiento a su trabajo.
- La bandera en el festejo: un símbolo de gratitud.
- El mensaje en redes sociales: un reconocimiento emotivo.
- El legado de Russo: un impacto imborrable en Boca.