El controvertido peaje por congestión implementado en Nueva York sigue generando debate. A seis meses de su inicio, la gobernadora Kathy Hochul celebra los ingresos millonarios, pero críticos lo comparan con un "robo a mano armada" moderno, recordando la famosa frase de Willie Sutton sobre robar bancos.
¿Un éxito rotundo según Hochul?
La administración de Hochul califica el programa como un "gran éxito", destacando la reducción del tráfico, el aumento de la velocidad de los autobuses y el incremento en el uso del transporte público. Datos de la MTA (Autoridad Metropolitana de Transporte) respaldan estas afirmaciones, mostrando una disminución del 8% al 13% en la cantidad de vehículos que ingresan a la zona de congestión cada mes, en comparación con el promedio histórico.
Críticas y controversias
Sin embargo, la implementación del peaje no está exenta de críticas. Muchos argumentan que la medida afecta desproporcionadamente a la clase media y trabajadora, obligándolos a pagar por transitar en carreteras que ya financian con sus impuestos. Además, se cuestiona el impacto en las empresas, especialmente en los distribuidores de alimentos y pequeños restaurantes, que enfrentan costos adicionales significativos.
La oposición al peaje también se basa en la percepción de que se trata de una medida recaudatoria disfrazada de iniciativa ecológica. Algunos sugieren que la gobernadora pospuso su implementación hasta después de las elecciones de noviembre pasado, esperando que los votantes se resignen al impacto económico para cuando se enfrente a la reelección en 2026.
Impacto fuera de Manhattan
Un informe de la Regional Plan Association (RPA) indica que los retrasos de tráfico fuera de Manhattan son un 9% menores de lo esperado sin el peaje por congestión. El RPA también encontró que los retrasos de tráfico disminuyeron en un 10% en el Bronx y un 14% en 12 municipios en el condado de Bergen, Nueva Jersey.
La controversia continúa mientras el Departamento de Transporte de EE. UU. intenta detener el programa en los tribunales. El futuro del peaje por congestión en Nueva York sigue siendo incierto, pero el debate sobre su efectividad y justicia económica está lejos de terminar.